Cada guitarrista es un mundo; Paco, el universo universal, el príncipe de la armonía flamenca, quien nos ha regalado varios mundos sonoros que engrandecen nuestra cultura y animan las almas planetarias. Claro que en este país de envidiosos –es un decir-, ser Paco de Lucía y estar vivo para contarlo es cosa digna de celebrarse ¿Cómo?: En vivo y en directo.
Le acompañan un soberbio equipo perennemente dispuesto a esta relectura diaria de su más reciente obra, cuajada por demás de ‘añejos’ aciertos de la casa. Aquí la inmensidad guitarrística de PACO DE LUCÍA, y los cantes de Duquende y David de Jacoba, siempre con el quejío en el cielo, que monumentales despuntan con el mejor de los ecos en ese rotundo réquiem bulearero por una pérdida irreparable que nos ha cogido a todos con el paso cambiado: "Moraíto siempre”. Él lo bailará donde esté. Hay mucho dolor y mucha alegría concentrados en estos intensos minutos, como al completo en el doble álbum, que responde con alta fidelidad a la estructura en dos partes –una por cedé- que viene proponiendo PACO DE LUCÍA en sus recitales. Es pura maravilla, como la lluvia en Sevilla (Hollywood dixit).
Escuchamos también a la segunda guitarra un debutante Antonio Sánchez, sobrino que es del maestro –vaya una familia de arte. En sincronía exacta la base rítmica marca la tierra y propone mares sin marejadillas. Natural, que a la percusión está nada menos que el sin par Israel Suárez, Piraña, y el bajo sabrosón-dactilar de Alain Pérez, a los que de vez en cuando se les unen los encastados pies, prodigiosos y bravos, de Antonio, El Farru. Y resta citar los colchones de teclado y, sobre todo, ¡qué pasada!, la propulsión a reacción de la anonadante armónica de Antonio Serrano, quien cuaja faena de dos orejas y rabo, si nos permiten por ahí el símil taurino –y si no, también.
Todo está dispuesto. Les invito a entrar en el concierto, que no es un recital cualquiera; la cita es, ciudadanos y ciudadanas, con PACO DE LUCÍA. Escuchen lo que hay y digámoslo juntos, que podemos: Ole, Paco, eres el más grande. Te queremos.
José Manuel Gamboa